Diálogo con Xosé Neira Vilas, el escritor más humano y vital de la "Nova Narrativa Galega"
Imeldo Alvarez
La persona
Llamo a la puerta y al segundo timbrazo me recibe e invita a pasar un hombre más bien alto, de cabellos moteados de grisplata, delgado, nervioso, de pasos inusitadamente ágiles. La fineza venida de lo profundo emana de él sin esfuerzo ni pose, porque la sencillez y la naturalidad de su carácter no le permiten ser de otra manera. Es la suya, por eso, una sonrisa amplia y aquiescente. Sonrisa vital, de campesino asimilado por la urbe; de criatura sensible y luchadora, de artista genuino, fiel, cuyos ojos -lavados sin duda por cierta ancestral tristeza- descubrieran las trampas de la sociedad burguesa y hallaran las fuerzas que históricamente han demostrado ser capaces de asegurar el porvenir...
Ya en el pequeño estudio, frente a la espejeante pecera y junto a las repisas colmadas de cactus, maduro las preguntas que he venido a hacerle y, mientras lo siento moverse en la cocina colando café, medito acerca de su singular aplatanamiento. En el barrio, en la ciudad, muchos saben de su in(,egración revolucionaria: cederista, miliciano, trabajador voluntario, activista sindical, jefe del Departamento de Colaboración Científico-Técnica Internacional del Ministerio de la Industria Química. Paralelamente dirige la Sección Gallega del Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias. Además, como periodista ha venido colaborando en Revolución, Noticias de Hoy, España Republicana, Bohemia, Signos, Is?as, Gaceta de Cuba, Revolución y Cultura, Juventud Rebelde, etc. Miembro fundador de la UPEC. Ganador de Premios del CNC y del Ministerio de Educación por textos para niños...
Problema que viene de lejos
Pero, ni aún entre la juventud -siempre tan aguda para captar los reales valores- abundan aquí los conocedores de su obra literaria, al extremo de que las excelencias de su quehacer creativo han permanecido ignoradas por la crítica cubana, salvo excepciones, como José Antonio Portuondo, quien se ha referido a su don de observación, a su ternura y a su galleguísima saudade. Y es que Xosé Neira Vilas, por estar en la línea de los trovadores galaico-portugueses y de Rosalía de Castro, Manuel Curros Enríquez, Castelao, nos prueba que escribir en gallego es un problema que viene de lejos.. .
Es cierto: a menudo se subestiman las expresiones y riquezas de las otras lenguas peninsulares, y nunca ha de olvidarse, sin embargo, que junto al castellano habita una pluralidad lingüística de la que no pocos hacen casa omiso. No faltarán quienes se refieran, eso sí, a los cuatro siglos de inexistencia de literatura en lengua gallega que van desde finales del siglo xiv hasta mediados del xix; pero Galicia. como justamente se ha señalado, ofrece desde los más remotos tiempos dos niveles de cultura que claramente pueden ser distinguidos: el nivel popular, creador y vivo, y el nivel burgués, formal y sistemático.
Por razones conocidas, la cultura burguesa fue arma ofensivadefensiva en contra de la cultura popular, campesina y proletaria. En la patria de Neira Vilas, la riqueza, el poder, la posición social y hasta el mensaje divino se identifican, en líneas generales, con el castellano. De ahí que, salvo algunos cuentos para niños escritos en Cuba, él haya preferido usar su lengua materna.
Nacido en Gres, pueblo de la provincia de Pontevedra, el 3 de noviembre de 1928, su niñez y adolescencia tf anscurren en la aldea. Hijo y nieto de campesinos, participa desde temprano en las duras tareas del campo. Hasta su pequeño agro- llegan como ráfagas los conflictos que estremecen a España, pues Neira Vilas pertenece a la generación de los que no participaron en la guerra civil, aunque sí de los que la vivieron y sufrieron, reuniendo a.sus soledades, juegos y aprendizajes, los desgarramientos nuevos y las viejas opresiones y estrecheces. Pensando en ello he tratado de reconstruir algunos apuntes de Xesús Alonso Montero: El rapaz que juega en la era en gallego -recordamos haber leído de éste- es adoctrinado en la escuela en castellano. Cuando cuida el ganado o trabaja la tierra no existe el castellano; pero sí existe en la villa, en las oficinas del municipio, en los círculos de profesionales.
Instrumento de definición
Son los pobres los que hablan gallego y los ricos el castellano. En gallego hablan los campesinos, los marineros, los artesanos, los obreros fabriles "que aún tienen un pie en el campo", los obreros de veras de algunas ciudades... En castellano hablan la alta y media burguesía, la decadente aristocracia, el profesorado, los burócratas, los comerciantes y hasta parte de los obreros de Ferrol, ciudad, como se ha dicho, notablemente cas ellanizada.
Tal dicotomía es un fenómeno secular, pero la reciente aparición del término castrapo, sustantivo que alude a cierto tipo de híbrido lingüístico presente ya incluso en la aldea, señala objetivamente el resultado de una política nacional absurda. No obstante, la pelea prosigue, a pesar de la penetración de los rnass media y de la hostilidad de la burguesía acomodada.
¿Datos? Entre 1936 y 1946 no se publicó ningún libro en gallego en toda España. La lengua de Rosalía de Castro, llevada al libro o al periódico sólo puede verse, en ese período, en algunos países latinoamericanos. Estaba prohibido hablar en gallego en algunos institutos.
El renacimiento iniciado en la década del 50 (en la creación literaria), el retorno al gallego de una minoría universitaria, y las opciones militantes, han ido logrando avances a pesar de todo.
Este año -del lobo un pelo- el gallego ha entrado a formar parte de los programas de las escuelas, en determinados medios urbanos e intelectuales, no en las aldeas y medios rurales en general. Alonso Montero ha rozado tal vez las causas profundas de estos logros, al decir:
Los jóvenes de concepciones antiburguesas encuentran en el pacto con el idioma gallego un instrumento de definición. Se diría, simplificando, que una gran parte de la juventud estudiantil que habla, lee y escribe en gallego es izquierdista.
El choque de la emigración
En Gres, en Puente de Ledesma, Neira Vilas, con la penuria de la postguerra, siente -como su personaje Balbino- el deseo de mejorar sus condiciones de vida y conocer el mundo...
Ha seguido cursos de comercio por correspondencia, ha leído libros pidiéndolos contra reembolso a editoriales de Barcelona, ha completado sus estudios de la escuelita primaria con las clases de un profesor pontevedrés, ha escrito ya sus primeros poemas, ha trabajado en las oficinas de un aserradero, pero la estructura económico-social del medio en que vive lo empuja hacia América. Y, en febrero de 1949, arriba a Buenos Aires, donde para ganar el pan emprende numerosos trabajos: separador de géneros en una casa mayorista de tejidos, empleado en una dulcería-panadería, vendedor a comisión de una empresa de maderas, etcétera.
El choque de la emigración y su leal ubicación de clase le hacen tomar conciencia del problema de su amada Galicia y del pueblo español en general. Se gradúa de perito mercantil, amplía sus lecturas, se asoma a la obra de autores antes desconocidos. Estudia música y periodismo. Al descubrir la cultura gallega, se vincula al grupo de intelectuales gallegos de Buenos Aires, y, en 1953, participa en varias publicaciones, especialmente en Adiante, órgano escrito íntegramente en gallego. En 1956 forma parte de la Comisión Organizadora del Primer Congreso de la Emigración Gallega en América. Al año siguiente ocurre en su vida un hecho excepcional: se casa con la escritoria cubana Anisia Miranda,, y, con ella, crea Follas Novas, una editorial.
En junio de 1961 asume lúcida y animosamente la decisión más importante: trasladarse con su esposa a la Cuba de Fidel. Poner aquí al servicio del socialismo -de sus compatriotas gallegos y de sus compañeros cubanos- su ánimo servicial, su brazo incansable de trabajador..., y su vocación literaria.
Podría decirse, sin exageraciones, que es aquí, entre nosotros, donde Xose Neira Vilas ha encauzado en forma definitiva su fertilidad artística.
El vuelo lo inició en Buenos Aires, sin duda. Allí publicó su primer libro: Dende Lonxe (Dude lejos), breve poemario cuyo título define las motivaciones temáticas del emigrado que, con armas nuevas y perspectivas universales, remonta con la imaginación. el camino de la fuente hasta hallar los nogales, la casa donde nació, la hiedra trepando por las paredes, los rodeznos moviéndose y la fiebre de los rastrillos, todo igual y sin embargo distinto para su sensibilidad enriquecida. Allí -pocos meses antes de su radicación en Cuba- apareció su primera novela:
Memorias dun neno labrego (Memorias de un niño campesino), Pero es que, a partir de 1963, su bibliografía ha alcanzado una proporción estimable -trece títulos publicados y varias obras más en el telar-, y toda esta parcela espigó en La Habana.
Empezar por lo primero
Solo y meditabundo repaso estas y otras ideas. De modo que, al verlo entrar con las tazas humeantes, no sé si empezar por preguntarle por qué escribe en gallego -aunque presienta la respuesta- o si pedirle que me hable de sus días argentinos y de la impronta cubana en su balance literario. Entre sorbos le digo lo que ocurre y él decide empezar por lo primero.
-Podría repetirte -afirma- una frase de Raimón, cuando le preguntaron por qué canta en catalán: "Esta es una cuestión que data del siglo xiri." Igual podría yo decir respecto del gallego. España es un estado multinacional. Coexisten varias nacionalidades con sus culturas claramente diferenciadas, y con sus idiomas respectivos. Uno, el euskera o vasco, anterior a la dominación romana, y, además, el castellano, el gallego y el catalán. Lenguas todas neolatinas con una larga tradición literaria, instrumentos vivos, en plena vigencia en los pueb''os que los han ido conformando a lo largo de los siglos. Mediante coyunturas po'íticas, el castellano se impuso en todo el estado español, pero ello no logró anular a las tres culturas restantes. En los primeros tiempos, como es sabido, el gallego se llamó galaicoportugués. En realidad es mínima la diferencia entre ambas lenguas. En Galicia hay cerca de dos millones y medio de personas que utilizan el gallego, cotidianamente; la comunidad linguística galaico-portuguesa (Galicia, Portugal, Brasil, Angola Mozambique, Guinea Bissau, etc.) alcanza la cifra de 120 millones.
(El gesto que hace me convence de que no ha terminado. Que aún tiene algo que añadir. Y así es, en efecto.)
-Si bien estas lenguas minoritarias -prosigue- han venido funcionando como vehículos de cultura (libros, alguna revista, ciertas canciones, alguna cátedra universitaria, radio y televisión a ratos), ello ocurre a pesar de las tradicionales restricciones oficiales. No se utilizan, por ejemplo, en la enseñanza, ni en la administración (tribunales, etc.), lo que ocasiona traumas y dificultades en la mayoría del pueblo, que apenas balbucea el castellano. Sólo la democrática solución leninista (escolarización en la lengua materna, aprendiendo paralelamente el idioma del estado, que en la URSS es el ruso y en España podría ser, desde luego, el castellano) resolverá definitivamente el problema, aparte de otras cuestiones de orden político y jurídico a resolver. Como sabrás, también la UNESCO viene postulando, desde hace más de veinte años, el empleo de las lenguas vernáculas en la enseñanza...
Yo, que comparto sus criterios, le hablo de las tesis del profesor Alonso Montero. Y Neira sonríe, complacido.
-Alonso ha dicho -me explica- que "hablar en gallego es asumir una posición no burguesa; es rechazar una concepción enaje-ran+.e, deshumanizante". Entonces, escribir en gallego equivale a estar del lado del pueblo, de las clases oprimidas, y equivale, claro, a renunciar a las potenciales ventajas de la más amplia difusión en castellano. La mayoría de los que adoptamos esta solidaria postura, lingüística, completamos nuestro compromiso en el orden temático, dando testimonio de esa opresión... Claro, cada quien a su modo, según su formación ideológica y sus criterios estéticos.
Hemos entrado, pues, en una zona medular. He aquí, al paso, la causa de que Neira Vilas sea en Cuba casi un narrador clandestino: escribe en gallego y sus grandes temas son: Galicia y la emigración. Y los escritores que como él han hecho de la expresión lingüística un compromiso nacional y a la vez una posición política antiburguesá, tienen forzosamente que "renunciar a las potenciales ventajas de la más amplia difusión en castellano". En todo ello hay un complejo asunto de comunicación -de ahí las caídas en el bilingüismc -porque en Galicia, el pueblo no es escolarizado en ella, y, por consiguiente, apenas puede asomarse a la letra impresa en gallego. En Cuba no abundan los que hablan la hermosa y musical lengua de Neira Vilas, y esto explica en parte su clandestinidad. No obstante, varios de sus libros ya han sido ¡traducidos al castellano y nuestra juventud, al menos aquella parte de ella que siente el placer de introducirse en un mundo incitante y pleno de vitalidad, debiera poner atención, conocer Memorias dun neno labrego y otras páginas de Neira Vilas, que pueden encontrarse en nuestras bibliotecas y que pronto, además, serán editadas en Cuba por la Editorial Arte y Literatura, con prólogo de José Antonio Portuondo y dibujos de Posada.
Hay entidades que producen cultura en gallego tanto en Galicia corno fuera de ella.
A Buenos Aíres se le llama "la quinta provincia gallega". Los focos culturales gallegos ubicados en Latinoamérica producen numerosos libros y revistas. Y en Galicia es posible mencionar la labor de Ediciós do Castro, en Sada; la de Editorial Galaxia, en1 Vigo; la de Ediciós Castrelos, también en Vigo; la de Xistral, en Monforte de Lemos. En la Coruña, además de Librigal, la Real Academia Gallega publica obras de contenido diverso. Y en la Universidad de Santiago de Compostela no faltan los manuales modernos y rigurosos.
La impronta cubana
Ahora, le recuerdo lo de "los días argentinos y la impronta cubana en su balance literario", y, uniendo las manos bajo el voluntarioso mentón, me explica con su habitual tono suave, quedo:
-Como sabes, residí en Buenos Aires desde 1949 hasta 1961. En 1960 publiqué Dende Lonxe, pero ya había publicado allí, en diversas revistas y periódicos, relatos y poemas. Unos meses antes de venir para Cuba apareció Memorias dun heno labrego, libro afortunado, pues de él se han hecho en los últimos años cuatro ediciones más en Galicia, y ha sido traducido al castellano y al ruso y se está traduciendo al italiano. Pronto se publicará en Portugal. Debo añadirte que también en Buenos Aires comencé a escribir mi segunda novela: Camiño bretemoso (Camino nebuloso), que terminé en Cuba en 1963 y fue publicada en Vigo, por la editorial Galaxia, en 1967. Todos mis otros libros han sido escritos en Cuba en estos años de Revolución, alternando mi quehacer vocacional con mis deberes que, a plena conciencia y fervorosamente, asumí aquí como modesta revolucionario. Y ahora te diré algo que creo no haber expresado antes: mis libros (aunque de temáticas que abordan otros problemas, transcurren en otros escenarios y están escritos en gallego) se hallan impregnados, en su más íntima esencia, de la ideología solidaria, dignificadora del ser humano que dimana de la Revolución cubana, a la cual tanto debe mi formación como hombre de este tiempo.
Hay en su metal de voz una leve trizadura, y yo, igualmente emocionado, hablo entonces de los años de vida de la S?cción Gallega del Instituto de Literatura y Linguistica, que él dirige y que tanto viene afirmando la personalidad cultural de Galicia en nuestra Isla. No sólo esta Sección acrecienta la biblioteca gallega con obras de gran interés, sino que ayuda a los estudiantes de letras, realiza múltiples actividades -conferencias, exposiciones, investigaciones- y mantiene contacto con entidades similares de Europa y América y con intelectuales gallegos interesados en estos problemas.
-¿Cómo defino yo mi compromiso con Galicia y cómo lo vivo en Cuba? -me plantea agarrando el toro por las astas-. Pues bien -continúa-: es algo entrañable e ineludible. Mi fidelidad a esa tierra muy querida en que nací, y mi aportación a su progreso, por llamarlo de algún modo, se hallan presentes en mis libros. Bien sé (y ahora baja un poco la cabeza) que los libros tienen poca fuerza para obtener cambios políticos (afirmación absoluta que fraternalmente discutimos), pero en el caso de Galicia sirven al menos para afirmar la presencia de una cultura y también para denunciar problemas y contribuir a la toma de conciencia ideológica. Y no sólo cuando los hechos, la acción, transcurren en la Galicia territorial, pues hay mucho que desmitificar en la Galicia emigrada, borrar la perniciosa imagen del indiano rico, etc. En ambas vertientes trabajo. Esa es mi herramienta. Cada cual ha de luchar, construir, con la herramienta que tiene a mano o que más o menos sabe manejar. Mi compromiso con Galicia no es en absoluto incompatible con mi radicación en Cuba, ni con mi fervorosa adhesión a la Revolución cubana (más que adhesión debí decir plena identificación), antes bien se complementan. Consolidar la Revolución cubana es también luchar por Galicia, y por España toda, claro; no sólo por lo que tiene de loable generalización, sino también porque la cubana es la primera Revolución en serio, verdaderamente profunda, a la altura de lo más avanzado que se realiza en el mundo, con cambios no sólo en el orden económico y político, sino también en el hombre, en la conducta del pueblo; la primera, digo, que se lleva a cabo en el ámbito hispánico, de nuestra cultura, de nuestro modo de ser, y hasta ahora el mundo hispánico había estado a la zaga en los cambios históricos de trascendencia Además, ¿quién lo ignora?, a lo largo de cien años de emigración gallega a Cuba, se han creado lazos muy profundos. El nombre de Galicia aparece aquí vinculado a instituciones, periódicos, etc., y hasta en el habla popular; y el nombre de Cuba, por otro lado, aparece en Galicia en monumentos, escuelas, etc., y en costumbres, canciones... Bello fenómeno que está por estudiar.
La más reciente literatura en lengua gallega
Xose Neira Vilas es incluido -y él lo reconoce- en la Nova narrativa galega. No obstante, por vivir en otro contexto histórico social, escribir geográficamente alejado de sus compañeros de generación, y sustentar, en algunos casos, criterios distintos, tanto en el plano estético com" en la valoración ideológica, ex:sten matices v diferencias.
Para que el lector cubano -sobre todo la juventud- comprenda mejor tales matices, se impone un resumen sintd.ico del camino seguido por la más reciente literatura en lengua gallega.
Lo dicho: la guerra civil parecía haber aniquilado lo que desde mediados del xix era una manifestación viva, al extremo de que fueron los emigrantes los que mantuvieron de 1936 a 1950 la continuidad. A partir de Cómaro.s verdes, de Aquilino Iglesia Alvariño, empiezan a brotar síntomas en la Galicia territorial. Pronto se incorporan al cultivo literario en galleg„ los de ta generación de la revista Nos: Castelao (en la Argentina) y Otero Pedrayo, como las figuras más representantivas.
Una colección de cantigas populares -Anáfora de eóntiga-, recopilada y prologada por Cabanillas _' lanzada por la entonces recién aparecida Editorial Galaxia, anuncia en 1950 que, junto a los viejos valores de :,'os, surge un grupo importante: Rof CarbaIlo, García-Sabell, Fernández del Riego, Ramón Piñeiro, Carballo Calero, Fernández de la Vega, etc., en su mayoría influidos por la filosofía existencial de Heidegger. A este movimiento de recuperación se incorpora enseguida el periódico La Noche, o sea, la llamada "generación de La Noche": Méndez Ferrín, Bernardino Graña, López Nogueira, Franco Grande, etc. No todos prosiguen la línea galleguis;.a de Castelao, aunque enriquecen el camino de restauración, con una visión -eso sí- culturalista.
Hay que sumar aquí a Alvaro Cunqueiro, Anxe1 Fole, Silvio Santiago, Díaz Castro, Aquilino Iglesia, Eduardo Blanco-Amor.
El mundo creativo de Cunqueiro es aristocratizante y mitificador, evasivo. Anxel Fole es igualmente un estilista, aunque -en la línea de Valle-Inclán- se asoma al mundo campesino. Díaz Castro y Aquilino Iglesia combinan el imaginismo y el paisajismo descriptivo.
En Buenos Aires, de 1939 a 1955, Luis Seoane, Lorenzo Varela, Rafael Dieste, Emilio Pita, A. de las Casas y otros generan una actividad que no llegaría a Galicia sino hasta años después. En 1954 irrumpe, no obstante, en Galicia, Celso Emilio Ferreiro, dentro de una línea formalista, quien en 1962 publica Longa noite de pedra, libro de poemas de singular resonancia que se destaca entre lo mejor que se ha publicado en su género en la Galicia de posguerra. Ferreiro emigra a Caracas en 1966 y allí escribe Viaxe ao país dos ananos, un libro sarcástico y airado a la manera de Curros Enríquez.
Después viene la generación denominada "de enlace": Elíseo Alonso, Xavier Costa Clavel, Luz Pozo, Tomás Barros, Pura Vázquez, Uxío Novoneira, Cuña Novás, Manuel María... Este grupo se esfuerza por europeizar la cultura gallega, y ya sabemos lo que tal esfuerzo significa. Los préstamos, el monólogo interior, la ruptura de la secuencia temporal, el objetivismo burgués, el contrapunto huxliano, la falta de dimensión social...
Finalmente, aparecen los jóvenes de Brais Pinto, universitarios gallegos cultivadores del hermetismo, traspasados de la angustia y el mimetismo propios de la soledad y el individualismo, y la generación de la Nova narrativa, que los críticos dividen en dos grupos. El primero compuesto por Xeán Casal, Gonzalo R. Mourullo, Camilo Suárez-Llanos... Y el segundo por Carlos Casares, Luis Diéguez y otros. Xosé Neira Vilas es incluido en el segundo grupo. Estos aceptan las corrientes del nouveau roman, de ahí el nombre dado a la generación. Mourullo juega con lo real y lo onírico y elabora artificialmente, con un subjetivismo desusado, sus rela';os gallegos. Suárez-Llanos se ajusta a los procedimientos de Marcel Proust. Luis Diéguez narra la vida cotidiana, sórdida y gris de las pensiones madrileñas. Méndez Ferrín mezcla la fabulación de temas celtas con situaciones enajenantes moder,;ilas, la óptica objetalista de Alain Robbe-Grillet y los ramalazos y deambuleos kafkianos.
Las técnicas y el lector
Lo dicho pues, significa que la posición más consecuente y comprometida, ante las realidades de Galicia es la de Xosé Neira Vilas, quien -como justamente afirma Benito Varela Jácome en su trabajo "La nueva novela gallega"- profundiza por primera vez en la realidad de la tierra, en la vida estrecha, en el infradesarrollo de un grupo de gentes aldeanas, completando esta visión con el tema de la emigración, las condiciones sociológicas del éxodo gallego, con sus trampas, inadaptaciones, saudades, angustias e inhibiciones, bajo el alto cielo austral.
Méndez Ferrín, sobre la generación de la Nova narrativa galega, dice:
Los novos narradores comenzaron siendo una generación reaccionaria, individualista, esteticista. La realidad se esfuma, o se trasmite en una plano simbólico o alegórico. La huida del localismo degenera también en ausencia de localización. En el fondo de los narradores existe una preocupación sincera por los problemas de la realidad gallega. No los tratan en sus obras, pero los conocen, y traspuestas a plano simbólico, como en Kafka, las alienaciones del hombre gallego aparecen siempre, aunque desdibujadas.
Véase: hay preocupación, pero éstas no las tratan en sus obras, y las alienaciones del hombre gallego las ofrecen desdibujadas... Aún conociéndolas y dominándolas, Neira no, se deja estrangular por las técnicas y las unilateralidades esteticistas. El explica:
Soy realista en mi narrativa, pero no calco. Hay mucho, mucho más (de lo que a , primera vista aparece) de invención... En cuanto a procedimientos, tampoco soy tan tradicional. De todos modos, si se compara con algunas novelas de la Nova narrativa (sin escenario gallego, o sin escenario concreto alguno, con nombres extraños a los nombres gallegos, con un ritmo al modo de Robbe-Grillet, sintaxis rota, léxico deliberadamente descuidado, individualismo), mi forma pudiera parecer tradicional. Lo que ocurre es otra cosa. Ocurre que yo tengo muy en cuenta al lector, un lector que debemos conquistar. Pero, cuidado, no soy populista. No hago la menor concesión léxica. Antes bien me preocupo por cada palabra, por su ubicación. No hago tampoco concesiones temáticas.
He aquí el corpus estético de Neira.
Con razón María Lucas, una joven universitaria francesa, de Grenoble, al escribir su tesis de grado sobre "La visión de Galicia en Neira Vilas", sostiene que el autor de Memorias dun peno labrego ha conservado, después de casi treinta años de emigración, un gallego perfecto. Y es que nuestro autor nació en el centro de Galicia, donde la lengua se conserva más pura; donde ésta es auténtica y naturalmente materna, donde los campesinos, como él, tienen una herencia directa de siglos de tradición oral (y no por toma de conciencia a posteriori), con la sintaxis pura y un caudal léxico riquísimo, cambiante dentro de sus propios moldes culturales.
Los matices y diferencias de Neira en relación con los demás novos narradores provienen, pues, de muy profundos hontanares.
"Neira Vilas -apunta María Lucas- no escribe nunca una palabra castellana cuando existe una expresión gallega. Conoce el vocabulario de las faenas del campo, de los aperos; describe detalladamente la fauna y la flora características de Galicia, no en términos científicos, sino con los que utiliza el campesino, y su eficacia reside justamente en el hecho de que escribe en el gallego que la gente habla."
Otros temas
Una vez tocados unos y otros aspectos, como por ejemplo, el de que la mayoría de sus libros se presentan bajo la forma de una serie de relatos, en donde cada capítulo o cuento forma un conjunto independiente de los demás, con una situación y una estructura propias, quiero oírle hablar de los temas o situaciones más abordadas o recreadas en su narrativa.
-Los temas -señala- son diversos, múltiples. En Memorias dun neno labrego surge el conflicto de clases, expresado a través de dos niños: el hijo del campesino que trabaja unas modestas parcelas (de cuyo producto debe entregar la mitad de la cosecha) y el hijo señorito del dueño de esas tierras...
(Leyendo esta bella novela comprendí qué quería decir Balbino, el hijo del campesino, con vaciar el corazón en su libreta de notas, al no poder establecer contacto con los mayores, al verse solo en aquel mundo cerrado de la aldea, tan lleno de tensiones y conflictos, tan limitado para sus sueños y esperanzas. Y es que yo, lector, como Balbino, y como Neira Vilas, vine al mundo en un pequeño rincón;. en mi caso un rincón matancero, junto al Hanábana, y también emborroné libretas buscando comunicación en medio de la silenciosa bullaranga provinciana.)
Continúa Neira:
-En los veinte cuentos de Xente no rodicio (Gente en el rodezno) , publicado en Vigo en 1965, se denuncian aspectos de la secular opresión del campesino gallego y de los prejuicios, fanatismos, rutinas y estrechez económica que dicha opresión genera. (Mientras le escucho, me llega desde el fondo, en un interesante mecanismo, la opinión de la joven de Grenoble, sobre Xente no rodicio: protagonistas frustrados, amargados; panorama duro y brutal... Además de niños se habla de hombres y mujeres, y aparecen los artesanos.) En los veintitrés cuentos de A muller de ferro (La mujer de hierro), publicado en 1969, hay también escenario rural, si bien un poco impreciso, simbólico. Estas narraciones -me subraya Neiras- plantean, mediante alegorías, problemas más universales, problemas que desbordan el marco aldeano gallego: la falta de solidaridad, el fanatismo religioso, las vanidades, el individualismo. En Cartas a Lelo (La Coruña,
1971), donde un muchacho campesino de la misma aldea de Balbino escribe a un amigo suyo que ha emigrado con los padres al Brasil, se narran peripecias relacionadas con el mismo ámbito geográfico y social. Y es que ese es, amigo Imeldo, el escenario en que transcurren los primeros veinte años de mi vida. Pero tú me hablas de Camino bretemoso y de Remuiño de sombras, dos novelas que no corresponden precisamente a dicho escenario. Aquí está la otra vertiente de mi obra. Como te dije, en la Argentina conocí muy de cerca (y aún desde dentro de mí mismo) la vida de millares de emigrantes gallegos en un medio hostil y mercantilig:a; sus luchas y esperanzas, su alienación de labradores tratando de adaptarse a la enorme ciudad. En estas novelas abordo el tema, procurando desmitificar el falso contenido de aquellas obras de indianos fabulosos que regresaban ricos a su aldea. Por ejemplo: Camino bretemoso es un largo monólogo de un emigrante gallego (primero en Buenos Aires y luego en la Patagonia) fracasado en todos los órdenes. Remuiño de sombras es una especie de collage, donde decenas de personajes trabajan, luchan, dispersos y solitarios, esforzándose por mejorar la vida; decenas de sombras conviviendo en remolino con otras sombras en esa cabeza de Goliat, como llamó Martínez Estrada a Buenos Aires. Sobre la emigración a esta ciudad, escribí 'también Historias de emigrantes. Dieciséis narraciones en tono similar a las anteriores.
-¿Has abordado temas cubanos? ¿Has llevado a tus libros asuntos relacionados con la Revolución cubana? -le suelto a quemarropa.
-Verás -comienza con súbita animación-; tengo inéditos tres libros de poemas: Frente a la aurora, de 1961; Testigo del amanecer, de 1963; y Poeta en La Habana, de 1970. Es muy difícil expresar poéticamente la magnitud y hondura de la Revolución cubana, pero ahí están. Vistos hoy los dos primeros, escritos directamente en castellano, noto que no pasan de un empeño bien intencionado. El tercero, escrito originalmente en gallego, creo que tiene algunos aciertos. Repito: es un tema tan rico y trascendente que el intento de poetizarlo entraña (al menos para mí) un riesgo de cha,ura, o la posibilidad de quedarse a mitad del camino en el propósito. Por otro lado, tengo ya bastante adelantado un libro de cuentos cuyos personajes son emigrantes gallegos que se incorporaron, de diversos modos, a la construcción socialista. Algunos, incluso, participan en luchas sindicales, revolucionarias, desde antes de 1959. Y proyecto otros trabajos de los cuales es prematuro hablar.
-Hablemos de tu poesía -le propongo.
-Bueno, ya hemos hablado de Dende Lonxe. Puedo citarte poemas dispersos publicados en revistas gallegas de Buenos Aires y México, y en Papeles de Son Armadáns, de Palma de Mallorca. Y los breves libros Inquedo Latexar (1969) y Lar (1974). Este último es un manojo de cortas prosas líricas, publicado en Madrid. Como ves, es escasa mi producción poética. Ella ha ido saliendo sin forzamientos, por la sola necesidad de expresar, por esta vía, alguna urgencia más colectiva que personal...
-Sé que has publicado también libros de cuentos para niños...
-Sí, los he publicado. Influido sin duda por mi compañera, Anisia Miranda, quien desde hace más de diez años se dedica a escribir para niños casi exclusivamente, escribí O caba&iño de buxo (El caballito de boj) y Espantallo amigo (Espantapájaros amigo). Estimo que todo escritor, aunque no logre especializarse en este
difícil género, debiera imponerse el escribir algo destinado a los niños. Es una gran prueba. Y más en la Cuba de hoy.
Y el diálogo, la conversación suelta y cordial, enrumba por aquí y allá.
Me siento - yo sé por qué- muy bien junto a este gallego que no sólo es, sin duda, el escritor más profundamente humano y vital de la Nova narrativa galega, sino un conversador ameno, una voluntad dinámica y tesonera, un carácter generoso que ha descubierto la verdad y el amor en la lucha por la solidaridad real, esa que se logra en el trabajo útil, en la creación al servicio del pueblo, sin sentirse por encima ni mejor de los que allá, en su Galicia, o aquí, son carne de su carne y espíritu de su espíritu.
Tanto es así que el diálogo continúa aún.
Continuó días después, en que mi esposa y Anisia hablaron de cactus y la familia de Neira y la mía han sabido hallar lazos de cariño y amistad al margen de la literatura. Y esto es, creo yo, muy importante, incluso para la literatura.
noviembre, 1975