Centro de Documentación da AELG
Reseña de Aire negro, en Babar
Antonio Ventura
Autores/as relacionados/as:
Fonte: Babar, revista de literatura infantil y juvenil, 2005.

Aire negro
Agustín Fernández Paz

Traducción de Rafael Chacón
Ed. S.M.
Colección Gran Angular +, n¼ 1
Madrid, 2000

Si yo no hubiera leído, primero, el testimonio de Laura Novo, la paciente de la Clínica Beira Verde y, después, el escrito del doctor Moldes, su psiquiatra, quizá podría hablar de este relato en términos razonables y podría explicarles a ustedes cuáles fueron los sucesos reales que condujeron a este final que me cuesta trabajo recordar. Si yo no supiera lo que ahora sé, si no hubiera tenido que llegar hasta el final del relato de los sucesos terribles que aun me sobrecojen, insisto, podría hacer una descripción verosímil de los acontecimientos que condujeron a..., pero no, no es posible; me siento incapaz de involucrarles en esta historia; sé que me arrepentiría después de haberles conducido a esta especie de infierno, sé que el remordimiento me acompañaría y tendría que provocar una ruptura con todo lo que ahora me rodea; por ello prefiero advertirles del peligro que las páginas de este libro encierra.

Si es verdad lo que dice Javier Cercas en su excelente libro Soldados de Salamina de que "un escritor no escribe nunca acerca de lo que conoce, sino precisamente de lo que ignora", esto se cumple, al pie de la letra, en la última novela de Agustín Fernández Paz, Aire Negro.

Aire negro es, a mi jucio, la mejor novela hasta el momento de este escritor gallego. Bien es cierto que decir esto del último libro de un autor es, en primer lugar un tópico y, después, algo que no tiene mayor interés o valor; bueno, pues a pesar de todo ello, pienso que así es. Fernández Paz construye un universo autónomo y riguroso, ubicándolo en el difícil territorio del terror, un terror psicológico, con un elemento añadido de corte fantástico. Toda la peripecia de unos personajes reales, tan reales como los escenarios en los que se desenvuelve la acción, trancurre en el ámbito de lo cotidiano, pero la inclusión de ese elemento fantástico condiciona toda la atmósfera y el tiempo narrativo de la obra. Agustín especula no con lo que conoce, se adentra en una historia que fácilmente podría haber caído en una aventura terrorífica, pero que discurre de forma rigurosa en la indagación de lo desconocido, de ahí que la aproximación psicológica que hace a los personajes sea tan leve, tan sutil, tan matizada. Por ello, el lector siente, desde las primeras páginas, que esos personajes le van a arrastrar en su drama, le van a implicar emocionalmente; no va a tener más remedio que caminar a su lado para, de la mano de su hacedor, indagar en lo que ignoran ellos, casi tanto como el lector.

La sobriedad narrativa de Fernández Paz define esta obra en la que encontramos, como en toda su producción, los elementos que constituyen sus señas de identidad: las referencias literarias, en este caso abundantes, la crítica social, los paisajes de su universo geográfico y, sobre todo, la rigurosa construcción de los personajes. Un libro fundamental para lectores de todas las edades.

 
  Antonio Ventura